“El movimiento es vida”. Esta frase es probablemente lo único que mucha gente recuerda del filme Guerra Mundial Z (Marc Foster, 2013), basado en el libro homónimo de Max Brooks publicado en 2006. Y es que el movimiento, desplazarse de un lado a otro, migrar constantemente ha formado parte de la historia de la humanidad desde sus orígenes hasta nuestros días. De allí la interrogante: qué somos, ¿nómadas o inmigrantes?
Por qué nos movemos
Nuestro ‘espíritu’ de inmigrantes se ha regido desde siempre por un propósito básico. Este es: buscar mejores condiciones de vida. En la prehistoria lo anterior se sintetizaba en encontrar lugares con condiciones ambientales no extremas y que ofrecieran abundantes fuentes de alimentos.
La necesidad de movimiento constante, por razones de todo tipo, dio lugar a hitos históricos. Cristóbal Colón y su ‘descubrimiento fortuito’ del ‘Mundo Nuevo’ es un ejemplo ‘público y notorio’.
Hoy en día estas motivaciones no han cambiado mucho. Hemos aprendido a gestionar la naturaleza, por lo que las condiciones climatológicas o encontrar tierras fértiles dejó de ser un problema. Mientras que el desarrollo de los medios de transporte ha permitido que ya no sea necesario buscar nuevas rutas para transportar mercancías. Aunque los conflictos políticos terminen por imponer nuevas limitaciones.
Pero la búsqueda de mejores condiciones para la vida sigue estando presente. Lo que ha cambiado es la forma en que se divide esta idea: territorios con economías sólidas, oportunidades de empleo, seguridad personal, acceso a los servicios básicos…
¿Inmigrantes o invasores?
Proporcionalmente, el número de ciudadanos globales es bajo. Solo una de cada 30 personas vive en un país distinto al de su nacimiento. Pero este bloque adquiere una dimensión completamente diferente si se cambia el enfoque con el que se aplica la segmentación: somos 281 millones de inmigrantes, el 3,6% de la población mundial.
A los nómadas modernos se nos tacha muchas veces de invasores. Al salir más allá de nuestras fronteras estaríamos restando oportunidades a aquellos que nacieron y viven en los países destino. Nos aprovecharemos de todos los recursos de estos lugares y actuamos como depredadores.
Este tipo de preceptos forma parte habitual de lo que a muchos nómadas actuales nos toca enfrentar. Por supuesto que todo lo anterior ha sido simplificado al extremo. Pero más allá de la ligereza con la que se ha sintetizado, se trata de una realidad irrefutable.
En Globaling trabajamos no solo para cambiar este tipo de creencias. También nos esforzamos en atender a los ciudadanos globales como corresponde. Dándoles el crédito que se merecen por los enormes esfuerzos que hacen por construir un mundo mejor.