Desde 2016 quedó instaurado el 30 de noviembre como El día de los Influencers. Una figura muy en boga en la actualidad, no exenta de polémicas. Objeto de muchos estudios y que al igual que la migración, forma parte activa de agendas políticas y comunicacionales.
¿Qué es un influencer?
Puede parecer una cosa obvia. Una especie de pregunta retórica, que ni siquiera merece la pena ser formulada. Pero siempre habrá quien diga que de las suposiciones es que surgen las confusiones.
Teóricamente hablando, un influencer es aquella persona que tiene el poder de influir y persuadir a otros. “Poder, influir y persuadir”, tres términos que de acuerdo al contexto, pueden ser evaluados negativamente.
Los influencers dentro del ámbito publicitario han existido al menos desde finales del siglo XIX. Aunque con la llegada del nuevo milenio y el advenimiento de las redes sociales, el vocablo ha adquirido mayor relevancia.
Hoy en día es una profesión que puede estudiarse a nivel universitario. Influenciar con responsabilidad, profesionalismo y creatividad es la premisa de las casas de estudio que imparten esta materia.
El día del influencer
La agencia FLUVIP, especialistas en Marketing de Contenidos en Estados Unidos y con presencia física a lo largo de América Latina, fue la responsable de instaurar esta ‘festividad’. Todo bajo el argumento de reconocer a “aquellas personas quienes a través de las redes sociales, comparten el contenido que han creado para una marca y son capaces de influir en las decisiones de compra de su audiencia (amigos, seguidores, lectores).”
A pesar de ser considerada como ‘la profesión del siglo XXI’, no faltan quienes cuestionan la real influencia de los influencers en el mundo real. Episodios como el de @arri, una ‘celebridad’ con más de dos millones y medio de seguidores en Instagram que no pudo vender 36 playeras, han servido para echar leña al fuego.
Migración e influencers
La migración, desde sus distintas perspectivas, es otro tema ‘top’. Con valoraciones ‘objetivas’ (o que pretenden serlo) y otras abiertamente subjetivas, con el propósito de destacar sus aspectos positivos y negativos.
Los generadores de contenido han puesto el ojo en este asunto. Ya sea simplemente para aprovecharse de la situación y sacar ventaja, o para ofrecer una especie de esperanza y guiar a quienes pudieran necesitarlo.
Las nuevas tecnologías tienen un peso específico dentro de la relación influencers y migración. Estas ‘estrellas’ pueden generar sus mensajes desde cualquier parte del mundo, sin verse limitados por fronteras políticas. Y sus contenidos van segmentados, además de por los temas tratados, por el idioma.
La moda del postureo
Nadie duda que los fenómenos migratorios tienen su génesis en problemas políticos, sociales y económicos. Así como en la necesidad de encontrar seguridad y calidad de vida en territorios ajenos, ante la imposibilidad de cubrir estos y otros aspectos básicos en las localidades de donde se es oriundo.
Pero aún falta por determinar si el ‘postureo’ de algunos influencers ha tenido injerencia en la decisión de muchos de emigrar. No solo como una opción en busca de mejores condiciones, sino como una simple moda.
