Los códigos QR fraudulentos se han convertido en una de las últimas amenazas a la ciberseguridad.
Estos sistemas de respuesta rápida (quick response, según sus siglas en inglés), nacieron en el ya lejano 1994. Fueron la evolución ‘natural’ de los ‘clásicos’ códigos de barra. Sin embargo, más allá de Japón, país en donde fueron desarrollados, su éxito fue limitado.
Hasta que apareció el Covid 19. Con las medidas de distanciamiento social y la reducción a su mínima expresión de cualquier contacto físico, el QR resurgió cual Ave Fénix.
Vieja solución, nuevas amenazas
Para cada solución a un problema surgen nuevas amenazas. En Austin, Texas, las autoridades locales lanzaron sendos comunicados de advertencia a la ciudadanía sobre la presencia de códigos QR fraudulentos.
El hallazgo se dio específicamente en varias estaciones de pago vehicular de la ciudad.
Códigos QR fraudulentos y el riesgo de phishing
El peligro con los códigos QR fraudulentos es que pueden servir para el robo de datos. Las víctimas son conducidas a sitios web falsos en donde se consuman los delitos.
Suplantación de identidad y robo de credenciales bancarias son algunos de los peligros latentes.
Medidas para reducir los riesgos
Existen algunas medidas fáciles de adoptar para evitar caer víctimas de estos ataques. Desactivar en el smartphone la opción de abrir automáticamente los enlaces incrustados en los códigos es la primera de ellas.
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También se recomienda valerse de aplicaciones específicas para escanear las imágenes. Estas app permiten a sus usuarios visualizar la dirección URL de destino.
Sin caer en paranoias, es importante tener conciencia en todo momento de los riesgos presentes con el uso de las nuevas tecnologías. La seguridad es tarea de todos.
Para saber más de cómo evitar el QR phishing, revisa este artículo de BBVA.
